martes, 24 de agosto de 2010

Tiempo


Faltan más de dos meses para que el suspendido obispo Fernando Lugo se convierta en Jefe de Estado, colega del Papa y dignatario de superior jerarquía a nuncios, obispos, legisladores, políticos o renegados que hasta antes del 20 de abril último lo calificaban de rebelde, insolente, atrevido y blasfemo.
Para quienes presentaron curriculums a los nuevos padrinos y gestores, con intenciones de ligar un zoquetito en algún ministerio o ente público, los días y semanas que faltan parecen una eternidad.

Lo contrario ocurre para los salientes jerarcas, sus secretarias, capitos y paquitas, quienes ahora utilizan todos los medios al alcance para hacer lobby ante futuros mandamases y tratar de agradar o convencer de que son trabajadores ejemplares y honestos.

Y así, mientras estos últimos están desesperados porque se les termina el tiempo, los privilegios y negociados, los otros se frotan las manos y no ven la hora en ocupar los mostradores, oficinas o despachos que el 15 de agosto tendrán a nuevos responsables.

Entre tanto, en chozas, ranchos y casas de campos o barrios de pueblos y ciudades del país, la gente se mantiene expectante, comenta, reflexiona y propone planes de acción para controlar a las nuevas autoridades. Una de esas conversaciones sabatinas después de un partido so'o en la canchita del barrio fue así:

- Juan, tenemos que organizarnos para controlarlos, especialmente a esos senadores y diputados que hicieron el rekutú mediante las listas sábanas. No debemos permitir que transen o se vendan.

- Pedro, creo que llegó el momento para crear una gran organización a la que se le puede bautizar con el nombre de "Sindicato del Pueblo" con campesinos, sintechos, maestros, trabajadores que se mantengan en movilización permanente

- ¡ Estás loco!, no necesitamos ningún sindicato....

- ¡Esperá!, ¡esperá Juan!. Primero escuchame y después hablá. Hay que plantear a la gente del movimiento la organización de grupos permanentes de control de gestiones de las autoridades, especialmente a los diputados y senadores. Ellos deben hacer lo que el pueblo les pide. No debemos permitir leyes contra las clases populares.

- Pero no entiendo como se puede lograr eso Pedro.

- Sencillo Juan, formamos los grupos y nos instalamos frente al Congreso en los días y horas de sesiones con altoparlantes. Si los diputados o senadores no actúan correctamente, les repudiamos y después nos subdividimos en grupos y con reiterados gritos de repudio les seguimos hasta sus casas. Eso podemos repetir todos los días de sesiones.

- Ahora entiendo Pedro. Podemos hacer lo mismo con ministros, funcionarios y evitar que los mismos se crean dueños del gobierno o propiciadores de coimas.

- Claro Juan, debemos evitar que sean víctimas de tentaciones y procurar mantener una administración honesta y transparente.

- ¿Y qué podemos hacer por esa gente de la Corte, del Poder Judicial?. Ellos no quieren irse, se mantienen fuertes Pedro....

- No te preocupes Juan. Es cuestión de tiempo. Después del 15 de agosto todos deben irse a sus casas

- ¿Todos? ¿Acaso no hay gente que debe quedarse?

- Ningún miembro de la Corte Suprema debe quedarse. Todos deben irse. Son una vergüenza, han hecho barbaridades, han protagonizado todo tipo de injusticias, hasta encubrieron a sinvergüenzas. Deben renunciar, irse a sus casas o afrontar juicios para después ir a la cárcel.

- Sos un exagerado Pedro.

- Solamente digo la verdad y mis afirmaciones están probadas en publicaciones de diarios, expedientes y hasta grabaciones.... Esperá que llegue el momento. Todo es cuestión de tiempo.

Esa fue parte de una de las tantas conversaciones que diariamente protagonizan ciudadanos que aguardan el momento del inicio del verdadero cambio en Paraguay.

¿Cree que puede concretarse la idea de crear grupos de control como lo planteado por Pedro?

¿Deben irse a sus casas todos los actuales ministros de la Corte?

¿Cree que todo es cuestión de tiempo?

¿Está de acuerdo?

¿Quiere opinar?

¿Tiene miedo para opinar?

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