El 20 de abril último la mayoría de los paraguayos votó por el cambio y eligió a un obispo para presidente porque se cansó de los políticos profesionales que disponen de funcionarios gubernamentales deshonestos o manejan a control remoto a altos y bajos magistrados que dejan impunes grandes malhechores mientras castigan a inocentes. Esos males deben evitarse en el futuro y para ello el obispo presidente tendría que convertirse en una especie de temible ayatolá para los corruptos.
Ese es el deseo que quienes quieren una patria nueva y siguen de cerca los nombramientos, las manifestaciones de los futuros ministros así como las afirmaciones de los flamantes legisladores que hoy lunes 30 de junio de juraron y se incorporaron a sus respectivas bancas.
El trabajador que se gana la vida honestamente, la humilde ama de casa que cuida su hogar y administra los recursos de la familia, el funcionario público anónimo y decente, el policía íntegro y leal a la ley, el magistrado justo, idóneo, valiente e irreprochable, el maestro instruido que se desvive para enseñar o hacer pensar a sus alumnos, el empresario emprendedor y el periodista objetivo, esperan lo mejor de las nuevas autoridades gubernamentales y legislativas.
Eso es lo que se percibe en el ambiente, en las charlas, las discusiones popullares y los debates generados por los anuncios sobre nombramientos y apariciones de flamantes figuras que comienzan a ser protagonistas políticos de la nueva etapa democrática paraguaya.
Una de esas discusiones se desarrolló así:
Juan: ¿Viste lo que dijo la futura canciller? ¡Dice que el nuevo gobierno de le va a cobrar impuesto a la exportación a los sojeros!
Pedro: Si he visto el Internet; le quiere copiar a Cristina Kirchner. Pero para eso debe sancionarse una ley y dificulto que en el nuevo Congreso sancionen una ley como Cristina lo quiere hacer en Argentina.
Juan: Entiendo eso, pero en las declaraciones de la futura ministra se evidencia la intención existente en ella para apretar a los grandes empresarios. No te olvides que esta gente pertenece a la izquierda.
Carlos: ....Izquierdistas de salón que tienen vicios derechistas, no vale la pena discutir por ese tema ahora, son declaraciones para ganar espacio en la prensa, realizar un sondeo y generar discusión, dejemos que hablen de ello los opinólogos o teoretas. Ahora a mi me interesa el rol que debe tener el obispo presidente. Yo quiero que Lugo que sea un mandatario con autoridad, donde su palabra sea ley.
Juan: Estoy de acuerdo. Creo que Lugo debe ser una especie de ayatolá que debe emprender una cruzada contra los corruptos. Necesitamos que el obispo presidente utilice la disciplina religiosa para castigar a los saqueadores públicos.
Pedro: Lugo también también debería sancionar a los funcionarios públicos mentirosos, figuretis o irresponsables. Sus ministros tendrían que ser los primeros sancionados ante cualquier mentira y falta pública.
Carlos: Leí por ahí que dará un plazo de 100 días a sus ministros y funcionarios para cambiar el país....
Juan: Espero que al final de los cien días los ineptos y mentirosos vayan a sus casas o a rendir cuentas ante los fiscales del Ministerio Público.
Pedro: Necesitamos hacer comprender a los ministros y demás funcionarios públicos que ellos son servidores que nosotros, el pueblo, somos sus patrones.
Juan: Unicamente con un presidente obispo al estilo ayatolá se podría conseguir eso. Fernando debe ser implacable con sus ministros y funcionarios.
Carlos: Esperemos que así sea y que el obispo Fernando destituya, ordene arrestos y tome las medidas que correspondan para que mejore el Paraguay.
Así se desarrolló parte de la conversación que tuvo por escenario una cantina.
¿Está de acuerdo?
¿Quiere opinar?
¿Se anima a opinar?
El trabajador que se gana la vida honestamente, la humilde ama de casa que cuida su hogar y administra los recursos de la familia, el funcionario público anónimo y decente, el policía íntegro y leal a la ley, el magistrado justo, idóneo, valiente e irreprochable, el maestro instruido que se desvive para enseñar o hacer pensar a sus alumnos, el empresario emprendedor y el periodista objetivo, esperan lo mejor de las nuevas autoridades gubernamentales y legislativas.
Eso es lo que se percibe en el ambiente, en las charlas, las discusiones popullares y los debates generados por los anuncios sobre nombramientos y apariciones de flamantes figuras que comienzan a ser protagonistas políticos de la nueva etapa democrática paraguaya.
Una de esas discusiones se desarrolló así:
Juan: ¿Viste lo que dijo la futura canciller? ¡Dice que el nuevo gobierno de le va a cobrar impuesto a la exportación a los sojeros!
Pedro: Si he visto el Internet; le quiere copiar a Cristina Kirchner. Pero para eso debe sancionarse una ley y dificulto que en el nuevo Congreso sancionen una ley como Cristina lo quiere hacer en Argentina.
Juan: Entiendo eso, pero en las declaraciones de la futura ministra se evidencia la intención existente en ella para apretar a los grandes empresarios. No te olvides que esta gente pertenece a la izquierda.
Carlos: ....Izquierdistas de salón que tienen vicios derechistas, no vale la pena discutir por ese tema ahora, son declaraciones para ganar espacio en la prensa, realizar un sondeo y generar discusión, dejemos que hablen de ello los opinólogos o teoretas. Ahora a mi me interesa el rol que debe tener el obispo presidente. Yo quiero que Lugo que sea un mandatario con autoridad, donde su palabra sea ley.
Juan: Estoy de acuerdo. Creo que Lugo debe ser una especie de ayatolá que debe emprender una cruzada contra los corruptos. Necesitamos que el obispo presidente utilice la disciplina religiosa para castigar a los saqueadores públicos.
Pedro: Lugo también también debería sancionar a los funcionarios públicos mentirosos, figuretis o irresponsables. Sus ministros tendrían que ser los primeros sancionados ante cualquier mentira y falta pública.
Carlos: Leí por ahí que dará un plazo de 100 días a sus ministros y funcionarios para cambiar el país....
Juan: Espero que al final de los cien días los ineptos y mentirosos vayan a sus casas o a rendir cuentas ante los fiscales del Ministerio Público.
Pedro: Necesitamos hacer comprender a los ministros y demás funcionarios públicos que ellos son servidores que nosotros, el pueblo, somos sus patrones.
Juan: Unicamente con un presidente obispo al estilo ayatolá se podría conseguir eso. Fernando debe ser implacable con sus ministros y funcionarios.
Carlos: Esperemos que así sea y que el obispo Fernando destituya, ordene arrestos y tome las medidas que correspondan para que mejore el Paraguay.
Así se desarrolló parte de la conversación que tuvo por escenario una cantina.
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