Muchos políticos hablaron recientemente de la necesidad de crear una ley de prensa en Paraguay para controlar la libertad de expresión y de pensamiento. Como fanáticos de esa idea se mostraron, entre otros, el presidente Nicanor Duarte Frutos y hasta el ex obispo ahora candidato presidencial opositor Fernando Lugo, quien utilizó la prensa para difundir sus ideas.
Muchos otros legisladores, altos funcionarios públicos, ciertos militares y policías también mostraron simpatía por la idea de dictar una ley para controlar la libertad de expresión o la tarea periodística, trabajo que el diccionario castellano define como una actividad de recolección, captación y tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico, de la información en cualquiera de sus formas y variedades.
La intención gubernamental de poner frenos legales a la prensa y castigar a los periodistas paraguayos, se acentuó recientemente cuando el presidente Nicanor reaccionó con furia contra la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), después de que el organismo internacional le solicitara no apoyar ninguna ley de prensa en Paraguay.
Aparte de pedirle abandonar todo apoyo a una legislación contra el periodismo, la SIP había reclamado a Duarte Frutos dejar de agredir a la prensa paraguaya y mantener abiertas las puertas de todas las instituciones públicas para informar y facilitar la transparencia gubernamental.
El pedido de la SIP irritó a Duarte Frutos, quien con feroces manifestaciones verborrágicas rechazó y condenó el reclamo de la entidad continental, postura al que se adhirieron sus fanáticos y subalternos. Duarte Frutos olvidó su condición de ex periodista, profesión que le sirvió para hacerse conocer y promocionar su figura.
De esa forma, el titular del Poder Ejecutivo paraguayo dejó sentado que mantiene la intención de apoyar y llevar adelante y proyecto de legislación para controlar al periodismo en el país.
Sin embargo, Duarte Frutos, Fernando Lugo y todos aquellos que están a favor de una ley que pueda frenar a la prensa o cualquier tipo de actividad informativa, olvidan o no se dan cuenta que ninguna norma de ese tipo será posible ni efectiva ante la creciente positiva ola de aparición de nuevos medios o sistemas para transmitir o difundir, ideas, noticias, denuncias, comentarios, investigaciones, fotografías o filmaciones.
Ninguna ley contra la prensa será aplicable o efectiva hoy ni en el futuro porque los responsables de la tecnología diseñaron, crearon y siguen fabricando prácticos mecanismos ultramodernos que servirán para controlar las actividades de los gobernantes.
Con la red del nuevo Internet satelital autónomo, celulares radiales y canales de TV con trasmisores de emisiones gratuitas desde bases espaciales, los gobernantes y políticos serán controlados y sus actos denunciados.
Con esas nuevas herramientas de la comunicación, los gobernados se encargarán de seguir los pasos de sus autoridades o gobernantes para premiarlos o sancionarlos.
Como se aprecia, toda ley de prensa será de aplicación imposible y solamente permanecerá como idea en la mente de quienes sostienen que el pensamiento, la noticia, el ingenio, la imaginación o la ilusión debe controlarse por ley para que la administre un fiscal o juez.
¿Cree que puede funcionar una ley para controlar la libertad de expresión o de prensa?
¿Una ley podrá servir para controlar el pensamiento de un periodista?
¿Porqué los políticos desean controlar la mente de los periodistas con una ley ?
¿Qué opina?
¿Quiere opinar?
La intención gubernamental de poner frenos legales a la prensa y castigar a los periodistas paraguayos, se acentuó recientemente cuando el presidente Nicanor reaccionó con furia contra la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), después de que el organismo internacional le solicitara no apoyar ninguna ley de prensa en Paraguay.
Aparte de pedirle abandonar todo apoyo a una legislación contra el periodismo, la SIP había reclamado a Duarte Frutos dejar de agredir a la prensa paraguaya y mantener abiertas las puertas de todas las instituciones públicas para informar y facilitar la transparencia gubernamental.
El pedido de la SIP irritó a Duarte Frutos, quien con feroces manifestaciones verborrágicas rechazó y condenó el reclamo de la entidad continental, postura al que se adhirieron sus fanáticos y subalternos. Duarte Frutos olvidó su condición de ex periodista, profesión que le sirvió para hacerse conocer y promocionar su figura.
De esa forma, el titular del Poder Ejecutivo paraguayo dejó sentado que mantiene la intención de apoyar y llevar adelante y proyecto de legislación para controlar al periodismo en el país.
Sin embargo, Duarte Frutos, Fernando Lugo y todos aquellos que están a favor de una ley que pueda frenar a la prensa o cualquier tipo de actividad informativa, olvidan o no se dan cuenta que ninguna norma de ese tipo será posible ni efectiva ante la creciente positiva ola de aparición de nuevos medios o sistemas para transmitir o difundir, ideas, noticias, denuncias, comentarios, investigaciones, fotografías o filmaciones.
Ninguna ley contra la prensa será aplicable o efectiva hoy ni en el futuro porque los responsables de la tecnología diseñaron, crearon y siguen fabricando prácticos mecanismos ultramodernos que servirán para controlar las actividades de los gobernantes.
Con la red del nuevo Internet satelital autónomo, celulares radiales y canales de TV con trasmisores de emisiones gratuitas desde bases espaciales, los gobernantes y políticos serán controlados y sus actos denunciados.
Con esas nuevas herramientas de la comunicación, los gobernados se encargarán de seguir los pasos de sus autoridades o gobernantes para premiarlos o sancionarlos.
Como se aprecia, toda ley de prensa será de aplicación imposible y solamente permanecerá como idea en la mente de quienes sostienen que el pensamiento, la noticia, el ingenio, la imaginación o la ilusión debe controlarse por ley para que la administre un fiscal o juez.
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