martes, 24 de agosto de 2010

España y los paraguayos



La reciente expulsión de decenas de paraguayos de España se convirtió en la noticia más triste después de Semana Santa. El hecho motivó numerosos comentarios y diálogos como el que se reproduce a continuación.
- Papá, ¿porqué los españoles son malos con los paraguayos?

- ¿Porqué hijo?

- ¿No leiste los diarios?, ¿no escuchaste la radio?. ¿No viste la tele ?. ¡ Expulsaron de España a más de cincuenta paraguayos sin ninguna explicación válida !. Además, fueron tratados como animales. ¿No te enteraste?

- Ah, claro que si, escuché el noticiero, pero el canciller dijo que no contaban con todos los documentos.

- Esa falta no justifica maltratos. ¡ Sos un oficialista cualquiera papá!. Los ministros generalmente mienten, acomodan sus palabras para quedar bien con la gente, ¡vos sabés mejor que yo!

- No generalices hijo. Debemos respetar a las autoridades constituidas.

- Hay que respetar, pero también desconfiar.

- Hablas como un maestro

- No te burles. Tenemos que tomar en serio el tema de España y los paraguayos. No puede ser que en la patria del Rey Juan Carlos se maltrate a la gente que va desde Asunción y otras ciudades del interior para trabajar y servirles.

- Si, pero existen reglas que deben cumplirse hijo.

- Otra vez me salís con tu oficialismo barato. Hablemos en serio.

- Te escucho, hablá.

- Pienso que los españoles son unos ingratos y desagradecidos.

- Explicate mejor

- Y bueno, los españoles deberían recibir siempre con los brazos abiertos a todos los paraguayos, latinoamericanos. Ellos son ricos ahora gracias a lo que llevaron de estas tierras..

- Estás exagerando

- Los libros de historia, las enciclopedias nos cuentan que los españoles sometieron a los indios y después hicieron colonias para seguir dominando y llevando las mayores riquezas. ¿Estudiaste historia?

- Pero esos hechos históricos no tienen nada que ver con los paraguayos expulsados del aeropuerto de Barajas, en Madrid.

- Pero papá, me extraña lo que decís. Le parecés a un funcionario público que justifica la barbaridad de su jefe.

- ¡No te extralimites!, me puedo poner nervioso y darte un cintarazo.

- Perdón papá. Pero me indigna lo que hicieron con la tía de mi amiga, la expulsaron sin darle explicaciones. Aquí están los diarios, mirá lo que publican. Observá esas fotos, lee lo que cuenta esa señora. Esto no puede ser...

- Está bien hijo, creo que tienes razón. Debemos organizarnos y exigir a las autoridades que protesten ante el presidente de España, el Rey, la Reina y los príncipes.

- ¡ Ahora me entendiste !. ¡Papá, sos un capo!, ¡ te quiero papá!

- Vamos a hablar con los amigos para organizar una manifestación y exigir al canciller que proteste y reclame una disculpa internacional, alguna indemnización. Debemos lograr que España ofrezca empleo a todos los afectados por la reciente expulsión.

- ¡ Dale ! Ahora le llamo a mis cuates para preparar carteles y pancartas para la manifestación frente a la Cancillería y la embajada de España.

- Hijo, comprendo tu inquietud. Debemos hacernos respetar, Paraguay tiene que levantar su su voz a través de nosotros. España está obligada a escucharnos.

Esa fue parte de una conversación escuchada en estos días en Asunción.

Después de leer detenidamente, ¿quien tiene mayor razón?

- ¿ Se ajusta las afirmaciones del hijo a la historia ?

- ¿Está de acuerdo con lo manifestado por el padre?

- ¿ Le parece mejor lo dicho por el padre ?

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