A un pedazo grande de carne vacuna se lo llama zoquete, palabra que también es sinónimo de cargo público, altanería o trozo corto y grueso de un garrote de madera, según el diccionario. De acuerdo a la experiencia paraguaya, el zoquete es un término mágico que cambia destinos, ideas o posturas de movimientos políticos.
Para muchos, el zoquete es sinónimo de un beneficio financiero que genera dividendos multiplicando fondos en cuentas corrientes del zoquetero propietario acostumbrado a almacenar bienes en forma de billete.
Quienes tomaron por costumbre acumular dinero en personales cajas bancarias, generalmente están en el Congreso, sitio donde planifican el "rekutú" o reelección cuando se acerca el final de cada período parlamentario. Paralelamente a ese tiempo de preparación de despedida congresal, generalmente se subastan listas de aspirantes a cargos diputacionales o senatoriales, al mejor postor.
Aparte del zoquete, está el zoquetito o pequeño fruto de un esforzado intenso lobby que permite a su titular conseguir el puesto o cargo para seguir en el sin trabajar, convirtiéndose así en un holgazán que mensualmente percibe una modesta paga por no hacer nada. En este caso, el perezoso se contenta con una suma miserable.
Pero por supuesto, están los zoquetones o sueldazos que se ofrecen en tiempos electorales, especialmente cuando se busca convertir en aliado o subalterno al ocasional enemigo que se muestra desafiante, indoblegable e impoluto. Todo sueldazo o zoquetón es irresistible porque seduce y domina hasta al más engreído o valiente.
Según entendidos de prestigio, los zoquetones, zoquetes y zoquetitos dejaron de constituirse en fenómenos exclusivos de los funcionarios públicos porque este engendro salarial ya se expandió hacia otras comunidades de mensualeros, especialmente entre acomodados de sectores no estatales.
De acuerdo a las observaciones de esos estudiosos, hoy día los zoqueteros y zoqueteras forman parte de una casta parásita especial en cualquier sitio, rincón o repartición de la institución o empresa que sea. Son los nuevos vampiros que duermen de noche y vagan de día, de lunes a lunes.
¿Cree que es así?.
¿Es irresistible el zoquete?.
¿Qué opina?.
¿Quiere opinar?.
Quienes tomaron por costumbre acumular dinero en personales cajas bancarias, generalmente están en el Congreso, sitio donde planifican el "rekutú" o reelección cuando se acerca el final de cada período parlamentario. Paralelamente a ese tiempo de preparación de despedida congresal, generalmente se subastan listas de aspirantes a cargos diputacionales o senatoriales, al mejor postor.
Aparte del zoquete, está el zoquetito o pequeño fruto de un esforzado intenso lobby que permite a su titular conseguir el puesto o cargo para seguir en el sin trabajar, convirtiéndose así en un holgazán que mensualmente percibe una modesta paga por no hacer nada. En este caso, el perezoso se contenta con una suma miserable.
Pero por supuesto, están los zoquetones o sueldazos que se ofrecen en tiempos electorales, especialmente cuando se busca convertir en aliado o subalterno al ocasional enemigo que se muestra desafiante, indoblegable e impoluto. Todo sueldazo o zoquetón es irresistible porque seduce y domina hasta al más engreído o valiente.
Según entendidos de prestigio, los zoquetones, zoquetes y zoquetitos dejaron de constituirse en fenómenos exclusivos de los funcionarios públicos porque este engendro salarial ya se expandió hacia otras comunidades de mensualeros, especialmente entre acomodados de sectores no estatales.
De acuerdo a las observaciones de esos estudiosos, hoy día los zoqueteros y zoqueteras forman parte de una casta parásita especial en cualquier sitio, rincón o repartición de la institución o empresa que sea. Son los nuevos vampiros que duermen de noche y vagan de día, de lunes a lunes.
¿Cree que es así?.
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