martes, 24 de agosto de 2010

Ética y plagio


Una magistrada paraguaya se encuentra en apuros porque fue acusada de haber cometido el delito de plagio. La jueza en cuestión copió escritos ajenos y, sin permiso de sus verdaderos autores, los recopiló en un elegante libro que presentó como obra suya, bajo el título de "Ética Judicial", sostienen las denuncias.
“Nilse Ortiz Aquino de Silva ha procedido a reproducir y publicar de forma idéntica y literal, sin citar la fuente o al autor, sin referencias ni citas al pie de página, obras de mi autoría, tales como "La Universidad y la Educación del sentido crítico. Clase magistral. Acto inaugural Año Lectivo 1984 en la Facultad de Ciencias y Letras de Encarnación” y mis apuntes utilizados por mis alumnos de la materia de Ética Profesional y Deontología Jurídica, de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción”, dice la denuncia presentada ante una fiscalía de Asunción por el sacerdote jesuita Juan Antonio de la Vega.

El libro “Ética Judicial” de la jueza de primera instancia en lo Civil y Comercial del Quinto Turno de la Circunscripción Judicial de la Capital, Nilse R. Ortiz Aquino de Silva es voluminoso, tiene alrededor de 400 páginas, dedicatorias, presentación, prólogo, índice y una “Introducción general” que reflexiona sobre el “el valor ético”, revela a su vez un expediente formado en el Palacio de Justicia para investigar el hecho.

En la obra de referencia también aparecen copias de autores como el maestro José Ramón Sanabria, el profesional argentino Rodolfo Luís Vigo (h) así como el abogado y consultor chileno Juan Enrique Vargas Viancos, cuyo trabajo había sido publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), agrega otra denuncia que recibió el Tribunal de Ética del Poder judicial.

En fin, la ética o disciplina de lo correcto fue objeto de un hecho inapropiado por parte de una persona estudiosa de la ley que juró mantener una conducta impecable y decente, según el expediente que contiene los antecedentes del libro ahora sometido a peritaje.

Es probable que la autora haya olvidado mencionar la fuente, citar al pie de página nombres de autores u obras que fueron copiadas en el lujoso volumen. Se puede suponer también que el imprentero cometió algún error técnico al editar la obra.

Hasta es posible que el éxito y la rápida venta del libro permitieron a los ávidos entusiastas lectores de ética discutir puntos de vista y descubrir que esa riqueza intelectual de razonamientos no correspondían a quien estampó su rúbrica en el cartón de la obra.

Los apasionados y devotos estudiosos de la moral de los actos humanos pudieron haber sido los responsables del descubrimiento que plantea suposiciones e interrogantes como estos:

¿Habrá otro libro con obras plagiadas en el Poder Judicial?.

¿Se podrán investigar todos los libros firmados y presentados por los magistrados?.

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