El ex obispo Fernando Lugo se convirtió en el favorito para las elecciones presidenciales del 2008. La creciente incredulidad que genera la clase política aumentó la popularidad del ex clérigo, quien arrasará por una enorme mayoría si hoy se realizaran los comicios, según las encuestas.
Tras su aparición en el escenario público como interesado en buscar la Presidencia de la República, el nombre de Fernando Lugo cambió la perspectiva política paraguaya en pocas semanas, sorprendió a los caudillos históricos y enfureció a los eternos protagonistas de las crónicas de prensa porque sus figuras fueron desplazadas por el del ex obispo y sus seguidores.
El fenómeno Lugo también fue tema de debates televisivos, motivó discusiones de salón, paneles en radioemisoras y conversaciones como el que hace unos días se registró en el concurrido y popular Mercado Cuatro de Asunción, hasta donde los verdaderos politólogos acuden para percibir la realidad política paraguaya.
Fue así que en una esquina del populoso centro comercial, entre canastos de cebollas, paquetes de ajo y bolsas de mandioca y se desarrollaba la siguiente conversación:
Ña Carmen - Yo estoy con Lugo. Nosotros ya no le creemos a esos diputados y senadores. En las últimas elecciones hemos votado por ellos, ganaron y después hicieron leyes para aumentar impuestos. Hoy debemos trabajar el triple para sobrevivir. A veces gano solamente para pagar intereses de impuestos atrasados.
Don Ramón - Pero los tiempos modernos son así doña Carmen. El Estado necesita de nuestros impuestos para ser fuerte y poder distribuir mejor la riqueza. Gracias a nuestros impuestos hoy los empleados públicos cobran al día y vienen realizar sus compras en este mercado. En la época de González Macchi no era así.
Don Blásido - Hablemos de la política y la credibilidad de Lugo, dejemos las cuestiones impositivas a los tributaristas, nosotros somos electores, tenemos que conocer a nuestros futuros gobernantes.
Don Ramón - Estoy de acuerdo don Blásido. Pero Lugo carece de experiencia política. Le falta roce y habilidad para manejarse en el mundo político. La política es ciencia, arte, capacidad para enfrentar, decidir y gobernar. Lugo apenas fue un obispo y misa es lo único que sabe hacer.
Ña Carmen - Claro, Lugo carece de la experiencia para vaciar bancos o robar fondos públicos porque como obispo tiene una formación distinta.
Don Blásido - Lo considero un patriota, un idealista, lo veo como una alternativa mejor que los políticos tradicionales. Yo, particularmente, estoy cansado de legisladores o funcionarios públicos que predican la honestidad mientras practican lo contrario.
Don Ramón - Pero Lugo no podrá ser candidato. Su candidatura será impugnada en la Justicia Electoral o la Corte. Los políticos tienen todo calculado, no crean que será fácil.
Ña Carmen - La gente de Lugo ya está preparada para la posible impugnación. Si hacen eso, Paraguay se incendiará porque miles y miles de sus seguidores saldrán a manifestarse en las calles. ¡Se paralizará el país!. Después se verán obligados a rehabilitarlo.
Don Ramón - ¿Y vos creés que la Policía y el Ejército van a cruzarse los brazos? ¡No seas ingenua ña Carmen!.
Ña Carmen - Los mandos medios policiales y militares están con Lugo al igual que nosotros los trabajadores independientes.
Don Blásido - Bueno, ¡basta de discusiones de baja calaña!. La verdad es que este obispo es el candidato presidencial inesperado para quienes se creían los eternos dueños de nuestra política. A partir de su aparición cambiaron las cosas y muchos se ven obligados a mentir menos, simular honestidad con mayor profesionalismo y tratar de convencernos de que son poseedores de mayores virtudes que
defectos.
Ña Carmen - Digan lo que digan, Lugo es mi candidato.
Y así finalizó parte de otra charla con algunas preguntas que merecen mejores respuestas, como estas:
- ¿Impugnarán la candidatura de Lugo?.
- Ante la eventual impugnación, ¿podría desatarse una reacción popular ?
- ¿Lugo es más creíble que cualquier otro político paraguayo ?.
- ¿ Qué opina usted ?.
El fenómeno Lugo también fue tema de debates televisivos, motivó discusiones de salón, paneles en radioemisoras y conversaciones como el que hace unos días se registró en el concurrido y popular Mercado Cuatro de Asunción, hasta donde los verdaderos politólogos acuden para percibir la realidad política paraguaya.
Fue así que en una esquina del populoso centro comercial, entre canastos de cebollas, paquetes de ajo y bolsas de mandioca y se desarrollaba la siguiente conversación:
Ña Carmen - Yo estoy con Lugo. Nosotros ya no le creemos a esos diputados y senadores. En las últimas elecciones hemos votado por ellos, ganaron y después hicieron leyes para aumentar impuestos. Hoy debemos trabajar el triple para sobrevivir. A veces gano solamente para pagar intereses de impuestos atrasados.
Don Ramón - Pero los tiempos modernos son así doña Carmen. El Estado necesita de nuestros impuestos para ser fuerte y poder distribuir mejor la riqueza. Gracias a nuestros impuestos hoy los empleados públicos cobran al día y vienen realizar sus compras en este mercado. En la época de González Macchi no era así.
Don Blásido - Hablemos de la política y la credibilidad de Lugo, dejemos las cuestiones impositivas a los tributaristas, nosotros somos electores, tenemos que conocer a nuestros futuros gobernantes.
Don Ramón - Estoy de acuerdo don Blásido. Pero Lugo carece de experiencia política. Le falta roce y habilidad para manejarse en el mundo político. La política es ciencia, arte, capacidad para enfrentar, decidir y gobernar. Lugo apenas fue un obispo y misa es lo único que sabe hacer.
Ña Carmen - Claro, Lugo carece de la experiencia para vaciar bancos o robar fondos públicos porque como obispo tiene una formación distinta.
Don Blásido - Lo considero un patriota, un idealista, lo veo como una alternativa mejor que los políticos tradicionales. Yo, particularmente, estoy cansado de legisladores o funcionarios públicos que predican la honestidad mientras practican lo contrario.
Don Ramón - Pero Lugo no podrá ser candidato. Su candidatura será impugnada en la Justicia Electoral o la Corte. Los políticos tienen todo calculado, no crean que será fácil.
Ña Carmen - La gente de Lugo ya está preparada para la posible impugnación. Si hacen eso, Paraguay se incendiará porque miles y miles de sus seguidores saldrán a manifestarse en las calles. ¡Se paralizará el país!. Después se verán obligados a rehabilitarlo.
Don Ramón - ¿Y vos creés que la Policía y el Ejército van a cruzarse los brazos? ¡No seas ingenua ña Carmen!.
Ña Carmen - Los mandos medios policiales y militares están con Lugo al igual que nosotros los trabajadores independientes.
Don Blásido - Bueno, ¡basta de discusiones de baja calaña!. La verdad es que este obispo es el candidato presidencial inesperado para quienes se creían los eternos dueños de nuestra política. A partir de su aparición cambiaron las cosas y muchos se ven obligados a mentir menos, simular honestidad con mayor profesionalismo y tratar de convencernos de que son poseedores de mayores virtudes que
defectos.
Ña Carmen - Digan lo que digan, Lugo es mi candidato.
Y así finalizó parte de otra charla con algunas preguntas que merecen mejores respuestas, como estas:
- ¿Impugnarán la candidatura de Lugo?.
- Ante la eventual impugnación, ¿podría desatarse una reacción popular ?
- ¿Lugo es más creíble que cualquier otro político paraguayo ?.
- ¿ Qué opina usted ?.
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