El fiscal Rogelio Ortúzar es un joven activo representante del Ministerio Público cuya imagen se convirtió en una figura común para telespectadores de noticias, lectores de periódicos o aficionados de publicaciones gráficas de sucesos policíacos. Hace unos días, este agente volvió ocupar los titulares de noticieros y portadas de medios escritos.
El fiscal Ortúzar saltó a la fama nacional después del secuestro y asesinato del niño Amín Riquelme, un triste trágico hecho que se registró en octubre del 2004 en torno al cual cometió aciertos y errores. En ese caso, la aclaración del crimen le valió felicitaciones y reconocimientos que dejaron en segundo plano y en el olvido algunas equivocadas detenciones que ordenó en perjuicio de inocentes absueltos posteriormente.
Más tarde, las agencias internacionales de noticias se encargaron de dar notoriedad al nombre del citado agente fiscal y fue después de una masacre registrada en horas de la madrugada del 5 de mayo del 2007 en el interior de una vivienda situada cerca del kilómetro 20 de la Ruta VII, en el municipio de Minga Guazú, departamento del Alto Paraná.
Aquella madrugada se registró un feroz enfrentamiento entre peligrosos prófugos secuestradores y agentes policiales que se vieron obligados a repeler a los malvivientes que más tarde cayeron abatidos, repetían los voceros oficiales.
Lo de Mingá Guazú fue un silenciamiento de maleantes de la zona y "quema archivo" por parte de agentes policiales que llegaron y atacaron por la espalda, aseguraban en sus denuncias públicas allegados a los ajusticiados. Rogelio Ortúzar comandó la operación, agregaban otras voces en canales de TV que lo mostraban en primer plano con ropa militar y arma de guerra caminando entre los cadáveres de los ejecutados.
"Amnistía Internacional Paraguay recuerda que el Estado paraguayo tiene la responsabilidad de asegurar que las fuerzas de seguridad no cometan violaciones del derecho a la vida y a la integridad física de las personas en sus operativos", sostenía a su vez un comunicado de la organización, en alusión a esas ejecuciones.
A principios de febrero del 2007, nuevamente nuestro fiscal estrella volvió a los titulares y fue cuando el entonces ministro del Interior Guillermo Delmás Frescura lo calificó de "borrego", "nonato" y "simple vedettista". La reacción de Delmás Frescura sobrevino como consecuencia a acciones relacionadas al secuestro de una joven para cuyo desenlace y solución se ignoró a Ortúzar.
El fiscal se molestó con el ministro porque en vez de denunciar el secuestro a la Fiscalía, Delmás Frescura convocó a hombres de su confianza, negoció con los captores, rescató a la secuestrada y después dijo a la prensa que actuó de esa forma por no confiar en los agentes antisecuestro. Ese hecho motivó el relevo de Delmás Frescura.
Pasaron los días, semanas y meses hasta que nuevamente el fiscal Ortúzar volvió a la escena ofreciendo una cinematográfica conferencia de prensa sobre un confuso episodio registrado hace unos días en algún lugar del departamento de San Pedro.
El fiscal dijo haber participado de un operativo contra secuestradores en el asentamiento de Jaguarete Forest, departamento de San Pedro y que en el lugar se registró una intensa balacera con dos policías heridos y ningún maleante preso, como saldo.
Moradores del asentamiento negaron que se haya realizado el operativo en el lugar y dijeron que el fiscal es un mentiroso.
En la conferencia de prensa, Ortúzar aseguró que el enfrentamiento se produjo en horas de la mañana, alrededor de las 06:30, y el jefe policial del operativo, comisario Dionisio Ginés, afirmó que el tiroteo se registró a la madrugada. Esta contradicción planteó la existencia de una desinteligencia, desacuerdo o escaso oficio para ensayar y decir una mentira perfecta.
El fiscal dijo que los agentes se enfrentaron a peligrosos conocidos secuestradores y los canales de TV mostraron a uniformados de élite con armas de guerra y helicópteros movilizándose en la selva, en imágenes similares a las películas de combate, en Vietnam o alguna parte de Africa.
De acuerdo a las explicaciones del representante del Ministerio Público y los reportes televisivos, hombres bien entrenados para cualquier batalla, hasta con aviones, no pudieron contra un puñado de secuestradores prófugos.
Los soldados de guerra no pudieron capturar a los fugitivos, pero tuvieron la valentía y el coraje para secuestrar linternas, pilas, armas, balas, jabones, desodorantes, biromes, libretas y cuadernos con garabatos y presuntos códigos sobre planes estratégicos.
Para los escépticos, esta es una historia creada a partir de un mal montaje de hechos, con lectura equivocada de libretos por parte de protagonistas que carecen de la preparación o entrenamiento teatrales necesarios.
“La rosca mafiosa que está en el poder está armando algo. Tengo información que en este caso ocurrido en San Pedro no se cuenta toda la verdad y tengo la seria sospecha que están armando algo para involucrarme en algún hecho delictuoso”, dijo al respecto el ex obispo de la zona y candidato presidencial Fernando Lugo.
Como se podrá apreciar, el fiscal Rogelio Ortúzar volvió a ser protagonista de un hecho que genera polémica, dudas, sospechas y otras interrogantes como estas:
¿Cree que el fiscal Rogelio Ortúzar es claro y sincero?.
¿Se puede confiar en este representante del Ministerio Público?.
¿Cree que todas sus actuaciones son dudosas?.
¿Es un buen agente fiscal?.
¿Qué opina?
¿Quiere opinar?
Más tarde, las agencias internacionales de noticias se encargaron de dar notoriedad al nombre del citado agente fiscal y fue después de una masacre registrada en horas de la madrugada del 5 de mayo del 2007 en el interior de una vivienda situada cerca del kilómetro 20 de la Ruta VII, en el municipio de Minga Guazú, departamento del Alto Paraná.
Aquella madrugada se registró un feroz enfrentamiento entre peligrosos prófugos secuestradores y agentes policiales que se vieron obligados a repeler a los malvivientes que más tarde cayeron abatidos, repetían los voceros oficiales.
Lo de Mingá Guazú fue un silenciamiento de maleantes de la zona y "quema archivo" por parte de agentes policiales que llegaron y atacaron por la espalda, aseguraban en sus denuncias públicas allegados a los ajusticiados. Rogelio Ortúzar comandó la operación, agregaban otras voces en canales de TV que lo mostraban en primer plano con ropa militar y arma de guerra caminando entre los cadáveres de los ejecutados.
"Amnistía Internacional Paraguay recuerda que el Estado paraguayo tiene la responsabilidad de asegurar que las fuerzas de seguridad no cometan violaciones del derecho a la vida y a la integridad física de las personas en sus operativos", sostenía a su vez un comunicado de la organización, en alusión a esas ejecuciones.
A principios de febrero del 2007, nuevamente nuestro fiscal estrella volvió a los titulares y fue cuando el entonces ministro del Interior Guillermo Delmás Frescura lo calificó de "borrego", "nonato" y "simple vedettista". La reacción de Delmás Frescura sobrevino como consecuencia a acciones relacionadas al secuestro de una joven para cuyo desenlace y solución se ignoró a Ortúzar.
El fiscal se molestó con el ministro porque en vez de denunciar el secuestro a la Fiscalía, Delmás Frescura convocó a hombres de su confianza, negoció con los captores, rescató a la secuestrada y después dijo a la prensa que actuó de esa forma por no confiar en los agentes antisecuestro. Ese hecho motivó el relevo de Delmás Frescura.
Pasaron los días, semanas y meses hasta que nuevamente el fiscal Ortúzar volvió a la escena ofreciendo una cinematográfica conferencia de prensa sobre un confuso episodio registrado hace unos días en algún lugar del departamento de San Pedro.
El fiscal dijo haber participado de un operativo contra secuestradores en el asentamiento de Jaguarete Forest, departamento de San Pedro y que en el lugar se registró una intensa balacera con dos policías heridos y ningún maleante preso, como saldo.
Moradores del asentamiento negaron que se haya realizado el operativo en el lugar y dijeron que el fiscal es un mentiroso.
En la conferencia de prensa, Ortúzar aseguró que el enfrentamiento se produjo en horas de la mañana, alrededor de las 06:30, y el jefe policial del operativo, comisario Dionisio Ginés, afirmó que el tiroteo se registró a la madrugada. Esta contradicción planteó la existencia de una desinteligencia, desacuerdo o escaso oficio para ensayar y decir una mentira perfecta.
El fiscal dijo que los agentes se enfrentaron a peligrosos conocidos secuestradores y los canales de TV mostraron a uniformados de élite con armas de guerra y helicópteros movilizándose en la selva, en imágenes similares a las películas de combate, en Vietnam o alguna parte de Africa.
De acuerdo a las explicaciones del representante del Ministerio Público y los reportes televisivos, hombres bien entrenados para cualquier batalla, hasta con aviones, no pudieron contra un puñado de secuestradores prófugos.
Los soldados de guerra no pudieron capturar a los fugitivos, pero tuvieron la valentía y el coraje para secuestrar linternas, pilas, armas, balas, jabones, desodorantes, biromes, libretas y cuadernos con garabatos y presuntos códigos sobre planes estratégicos.
Para los escépticos, esta es una historia creada a partir de un mal montaje de hechos, con lectura equivocada de libretos por parte de protagonistas que carecen de la preparación o entrenamiento teatrales necesarios.
“La rosca mafiosa que está en el poder está armando algo. Tengo información que en este caso ocurrido en San Pedro no se cuenta toda la verdad y tengo la seria sospecha que están armando algo para involucrarme en algún hecho delictuoso”, dijo al respecto el ex obispo de la zona y candidato presidencial Fernando Lugo.
Como se podrá apreciar, el fiscal Rogelio Ortúzar volvió a ser protagonista de un hecho que genera polémica, dudas, sospechas y otras interrogantes como estas:
¿Cree que el fiscal Rogelio Ortúzar es claro y sincero?.
¿Se puede confiar en este representante del Ministerio Público?.
¿Cree que todas sus actuaciones son dudosas?.
¿Es un buen agente fiscal?.
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