Seguí los debates de los candidatos presidenciales así como de otros aspirantes a cargos parlamentarios y quedé embelesado por las propuestas y promesas que garantizan convertir al Paraguay en un país de primer mundo. También escuché planteamientos que proponen censura a la prensa, policías del pensamiento y leyes para reprimir la libertad de expresión.
Trenes eléctricos por todas partes, fábricas, leche gratis, empleos y trabajo para todos, leyes contra la pobreza, decretos para multiplicar riqueza, bajos impuestos, funcionarios públicos serviciales u honestos, hospitales de lujo con médicos sensibles y bellas eficientes enfermeras, fueron algunas de las cautivantes propuestas electorales repetidas que me entusiasmaron.
Liceos o escuelas gratuitas para formar genios, talleres de capacitación por correo electrónico, facultades virtuales en Internet y universidades a distancia para graduar a masters en talentos a través de la fibra óptica, fueron otras de las proposiciones expuestas, por ciertos interesados en obtener votos, que asombraron a numerosos electores.
Y así, en el marco del tradicional clima preelectoral, los candidatos aspirantes a ocupar cargos electivos o zoquetes inamovibles por varios años, utilizaron palabras bellas, frases estudiadas y oraciones mentirosas para reiterar promesas y juramentos que embobaron a algunos al tiempo de provocar la ira o carcajadas de muchos.
También aparecieron algunos amenazantes planteamientos contra la libertad de información de expresión y de prensa por parte de quienes diariamente proclaman la igualdad de clases mientras practican lo contrario.
Y cuando unos cuantos hablaban de la necesidad de crear leyes para poner límites a la libertad de expresión, reglamentar la opinión, seguidores de ese delirio hasta sugerían la creación de una policía del pensamiento para tratar de controlar las ideas, la imaginación, tal como desean los perturbados que sufren cuando la prensa revela negociados o denuncia arbitrariedades.
Algunos atolondrados fueron más lejos y tras confundir una grosería preelectoral con libertad de expresión, en vez de ir a la Fiscalía para buscar aplicar una sanción al grosero, corrieron hasta una oficina estatal y pidieron un soberano imposible castigo. Esa actitud evidenció la intención autoritaria de un grupo que pregona libertad, democracia, tolerancia, justicia y ahuyentó a numerosos electores.
Como se vé, diversos llamativos hechos o episodios ya se registraron en este tiempo precomicial que plantea ciertas preguntas como estas:
- ¿Cumplirán todas sus promesas los candidatos electos?.
- ¿Hace falta prometer mucho para ganar en las elecciones?.
- ¿Son sinceros todos los candidatos?.
- ¿No cambiarán después de ser electos?.
- ¿Qué opina usted?.
- ¿Quiere opinar?.
Liceos o escuelas gratuitas para formar genios, talleres de capacitación por correo electrónico, facultades virtuales en Internet y universidades a distancia para graduar a masters en talentos a través de la fibra óptica, fueron otras de las proposiciones expuestas, por ciertos interesados en obtener votos, que asombraron a numerosos electores.
Y así, en el marco del tradicional clima preelectoral, los candidatos aspirantes a ocupar cargos electivos o zoquetes inamovibles por varios años, utilizaron palabras bellas, frases estudiadas y oraciones mentirosas para reiterar promesas y juramentos que embobaron a algunos al tiempo de provocar la ira o carcajadas de muchos.
También aparecieron algunos amenazantes planteamientos contra la libertad de información de expresión y de prensa por parte de quienes diariamente proclaman la igualdad de clases mientras practican lo contrario.
Y cuando unos cuantos hablaban de la necesidad de crear leyes para poner límites a la libertad de expresión, reglamentar la opinión, seguidores de ese delirio hasta sugerían la creación de una policía del pensamiento para tratar de controlar las ideas, la imaginación, tal como desean los perturbados que sufren cuando la prensa revela negociados o denuncia arbitrariedades.
Algunos atolondrados fueron más lejos y tras confundir una grosería preelectoral con libertad de expresión, en vez de ir a la Fiscalía para buscar aplicar una sanción al grosero, corrieron hasta una oficina estatal y pidieron un soberano imposible castigo. Esa actitud evidenció la intención autoritaria de un grupo que pregona libertad, democracia, tolerancia, justicia y ahuyentó a numerosos electores.
Como se vé, diversos llamativos hechos o episodios ya se registraron en este tiempo precomicial que plantea ciertas preguntas como estas:
- ¿Cumplirán todas sus promesas los candidatos electos?.
- ¿Hace falta prometer mucho para ganar en las elecciones?.
- ¿Son sinceros todos los candidatos?.
- ¿No cambiarán después de ser electos?.
- ¿Qué opina usted?.
- ¿Quiere opinar?.
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